La segunda juventud de un grande de nuestro cine

La temporada de premios cinematográficos ya ha dado inicio por todo el planeta y en España, el momento más mediático será, una vez más, la entrega de los Goya, cuya gala se realizará en Valencia el próximo 12 de febrero. Este año, el premio de honor recae en un actor veterano, José Sacristán, esencial en nuestro cine y que vive desde hace unos años una estupenda segunda juventud, en la que no le ha importado ponerse a las órdenes de nuevos directores y en películas nada complacientes. Esta semana queremos reconocer esa capacidad de riesgo que le ha permitido mantenerse en el candelero, repasando cinco papeles clave en esta reinvención.

Madrid, 1987 (2011)

No tuvo la repercusión que merecía, pero muchos consideran que José Sacristán sentó las bases de su trayectoria reciente en esta película, una de las mejores, más arriesgadas y más ignoradas de su director, David Trueba. Aquí interpreta a Miguel, un veterano articulista, que se queda encerrado accidentalmente en un baño con Ángela (María Valverde), una joven estudiante universitaria, dando pie a un enfrentamiento generacional ambientado en los últimos años 80. Fue nominado al Feroz en la categoría de mejor actor protagonista.

El muerto y ser feliz (2012)

Aunque si hay un papel que marca el inicio de esa segunda juventud en la carrera de José Sacristán es el del asesino a sueldo hermético de la road movie hacia ninguna parte que rodó Javier Rebollo en Argentina. Y no solo porque con él consiguió su primer Goya, además de ganar la Concha de Plata en San Sebastián o el Premio Gaudí, sino porque con él desembarcó en el cine de autor español, reuniendo en un solo personaje muchos de los elementos que se repetirán en sus trabajos posteriores: perdedores solitarios, que no saben cómo expresar su profunda desesperanza y en los que la ternura acaba encontrando la grieta por la que colarse pese a toda la oscuridad.

Magical Girl (2014)

En esa misma línea que marca El muerto y ser feliz, su siguiente gran interpretación acaba creando uno de los personajes más inolvidables del reciente cine español. El profesor retirado que interpreta Sacristán en Magical Girl, el segundo y definitivo largometraje de Carlos Vermut, vive atormentado por un pasado que no puede borrar ni redimir y condenado al vacío y a la oscuridad. Le valió un Feroz a la mejor interpretación secundaria y una nominación en los Premios Goya y en los ya desaparecidos Premios Fénix, en México.

Quatredondeta (2016)

Frente a los personajes oscuros que repetiría en otros filmes de la década como Toro, Sacristán también ha interpretado en los últimos años a personajes ancianos, perdedores pero llenos de ternura y de dignidad pese a las circunstancias y a sus limitaciones. Así, en esta ópera prima en el largometraje de Pol Rodríguez, da vida a Tomás, un viudo decidido a enterrar a toda costa a su mujer en Quatredondeta, un pequeño pueblo del interior de Alicante, como le prometió en vida, aunque tenga que secuestrar el cadáver, que la familia reclama desde París.

Formentera Lady (2018)

Su último gran papel hasta la fecha también echa mano de la ternura y la dignidad de un perdedor y también procede de una ópera prima, en este caso del actor Pau Durá. En Formentera Lady, Sacristán interpreta a un antiguo hippie que vive en la isla balear como lo hacía cuando llegó en los años 70. La visita de su hija Anna y de su nieto Marc pondrán patas arriba su vida. Un western crepuscular con un Sacristán que traspasa la cámara y trasciende la historia.

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