Hoy toca cumplir otra de las tradiciones navideñas de este blog: nuestra particular versión de todas esas listas que copan todo estas semanas repasando lo más destacado del año. Siempre que se acerca el fin de año, elegimos las tres experiencias cinéfilas más potentes que hemos vivido en los últimos 12 meses. No tienen por qué ser estrenos ni tiene por qué haber sucedido en una sala de cine, aunque ambos matices tienen prioridad. Este año, además, supone una oportunidad para dar la bienvenida a Andrea, que se incorpora al equipo de Digital 104 y participa ya en esta nuestra tradición. ¡Bienvenida! Pasen y lean…
Jonay elige…



Destello bravío (Ainhoa Rodríguez, 2021)

«La opresión femenina y el mundo rural de una España vaciada nos trasladan a una historia donde pasa de todo en un apartado lugar donde en nuestro imaginario no debería pasar nada. Un relato extremeño al más puro estilo del Twin Peaks de David Lynch que hace de la ópera prima de Ainhoa Rodríguez un maravilloso cóctel de personajes y situaciones sobrenaturales».
Farrucas (Ian de la Rosa, 2021)

«Cuando el naturalismo se apropia de la historia hace que los personajes se conviertan en reales, al igual que sus ambiciones y también sus sueños, por inalcanzables que parezcan. Una cosa sí está clara, la amistad es lo que puede con todo».
El juego del calamar (Hwang Dong-hyuk, 2021)

«Cuando todo el mundo habla de alguna serie inconscientemente tiendo a evitarla. Es por eso que nunca me he enfrentado a Juego de tronos (sí, lo confieso). Pero este otro juego, el del calamar, tenía demasiados ingredientes que me atraían como para dejarla pasar. Incomodar al espectador con situaciones límite es algo que me apasiona y El juego del calamar lo hace de principio a fin».
Domingo elige…



Fue la mano de Dios (Paolo Sorrentino, 2021)

«El Sorrentino más personal no reniega de la mejor tradición italiana –evidentes guiños a Fellini incluidos–, pero esta vez supedita todas sus marcas de estilo –humor, esteticismo, misticismo, gusto por el escándalo– a la mirada de Fabietto, ese alter ego adolescente que solo descubrirá el sentido de su vida cuando la vida parezca haber perdido cualquier sentido. Al estupendo descubrimiento del joven Filippo Scotti se une una galería de secundarios de lujo comandados por el luminoso matrimonio que forman Toni Servillo y Teresa Saponangelo y en la que sobresalen dos actrices con personajes diametralmente opuestos: Luisa Ranieri (la tía Patrizia) y Betti Pedrazzi (la Baronesa). Sorrentino vuelve a crear una película atemporal, pero esta vez desde la honestidad y la (aparente) sencillez».
Historias extraordinarias (Mariano Llinás, 2008)

«La experiencia de descubrir Historias extraordinarias –recuperada gracias a Filmin y al Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria– es, sin duda, uno de mis acontecimientos cinéfilos más potentes del año que termina. Pareciera que el argentino Mariano Llinás, adentrándose en todas las ramificaciones que generan sus tres historias de partida, se empeñara en negar el cine, pero a base de ponerlo permanentemente en duda, consigue crear un camino cinematográfico nuevo, que no se parece a ningún otro y que, sin saber cómo, se te mete muy dentro».
Destello bravío (Ainhoa Rodríguez, 2021)

«Más allá de su publicitado surrealismo ‘a lo Buñuel’, lo que me conquista del debut de Ainhoa Rodríguez es su negra amargura y la elegantísima forma de conseguir que penetre en nosotros, inocentes espectadores. No todas las piruetas le salen perfectas, pero hay en Destello bravío una forma de contar que se antoja fresca, alejada por igual de las concesiones al relato mainstream y de la impostura festivalera. Uno no sabe muy bien a dónde quiere llegar la película… hasta que llega y de qué forma».
Andrea elige…



Midsommar (Ari Aster, 2019)

«Tras el éxito de Ari Aster con Hereditary, A24 volvió a apostar por una película muy atrevida y rompedora: Midsommar. Sin ser muy fan de las películas de terror, esta me encantó. No se trata de una película de terror convencional, pues hablamos de una mezcla de elementos poco característicos del género: fotografía muy luminosa, colores con tonalidades pastel, ausencia de elementos o personajes fantasmagóricos, etc. Eso sí, todo ello combinado con los rituales macabros de la secta pagana que la protagoniza, consigue apasionar e incomodar a la vez».
Dogville (Lars von Trier, 2003)

«Dogville es una película del cineasta danés Lars Von Trier, que suele no aplicar costosos efectos especiales en sus obras. Un ejemplo de ello es este filme, ya que su puesta en escena se reduce a marcar el suelo de un plató y así delinear los espacios. La trama es una maravilla de inicio a fin y consigue atraparte dirigiendo toda la atención a los personajes, que muestran a la perfección la esencia de la condición humana».
Las leyes de la frontera (Daniel Monzón, 2021)

«La historia que nos cuenta esta película se desarrolla a finales de los 70, primeros años de la democracia española. No sólo consigue captar tu atención con la estética, el vestuario utilizado, la música o las costumbres que se recrean, sino que la trama en sí tiene mucho jugo que sacar: dos mundos totalmente distintos que acaban juntándose por «amor». La diferencia entre clases es evidente y las consecuencias de los actos de cada uno les acabarán afectando según su posición social».
