Hace dos semanas nos acordábamos de Fernando Fernán-Gómez, otro autor con mayúsculas de nuestra cinematografía que este año cumpliría 100 años. Pero oficialmente 2021 es el centenario de Berlanga y no queremos dejar pasar la efeméride sin poner nuestro granito de arena al homenaje. Inspirados por el descubrimiento del guion inédito que el propio creador guardó durante 13 años en una caja fuerte del Cervantes, esta semana te traemos un recorrido por el Berlanga menos conocido –y el menos aplaudido– resumido en 10 momentos de su filmografía que seguramente no verás en muchos ciclos este año.
El autor de clásicos como El verdugo, Plácido o la ‘trilogía nacional’ también, como todos, tuvo unos inicios, trabajó para televisión o perpetró algunos fracasos comerciales y críticos, pero todo ello forma parte también de su trayectoria y contribuyó a crear la personalidad artística de uno de nuestros cineastas más importantes de la historia. Si las pillas en cualquier lado, no dudes en verlas. Merecerá siempre la pena.
1. Tres cantos (1948), Paseo por una guerra antigua (1948) y El circo (1949)

Todo cineasta tiene un comienzo. Luis García Berlanga formó parte de la primera promoción del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid (IIEC) y durante su etapa estudiantil realizó estos tres cortometrajes documentales. De ellos, el único que se conserva es El circo (1949). A finales de los 80 se recuperó el negativo, aunque incompleto, cuando los archivos del IIEC pasaron a Filmoteca Española. Se restauró y se montó con la supervisión del propio Berlanga aunque no se estrenó hasta el 2011 en una retrospectiva que realizó la Filmoteca de Valencia. La película –de 20 minutos de duración– recoge la llegada a Madrid del Circo Americano: la instalación de la carpa, el pasacalles por la ciudad, la actuación… Una excusa para a través de la ‘magia del circo’, retratar la miseria de la época.
2. Novio a la vista (1954)

Producida por Benito Perojo y escrita junto a José Luis Colina, José Antonio Bardem y Edgar Neville, la película aprovecha su ambientación en 1918 para criticar muchas miserias de la sociedad de la época eludiendo la censura. Humor, crítica y final amargo, las constantes del cine de Berlanga, seguían aquí después de sus primeros éxitos –¡Bienvenido, Mr Marshall!, Esa pareja feliz–, pero el elevado presupuesto de su producción y la tibieza de su taquilla la relegaron al saco de los ‘fracasos’. Nada más injusto. Una película a recuperar.
3. Se vende un tranvía (1959)

Todo gran cineasta tiene también sus obras malditas. Este Se vende un tranvía tenía que ser el primer episodio de Los pícaros, una serie para televisión escrita por Berlanga y Azcona y dirigida por el primero. La censura impidió que la serie se llevara a cabo.
Se vende un tranvía nos presenta a Julián (José Luis López Vázquez), un estafador que desde la cárcel nos cuenta su historia, cómo acabó preso por poner en pie un espectacular timo: vender el tranvía de Madrid. En el reparto, María Luisa Ponte, Chus Lampreave, Luis Ciges o hasta el propio Luis García Berlanga en un pequeño papel.
4. La muerte y el leñador (1966)

Durante los años 60 se pusieron de moda en Europa las películas de episodios. Berlanga tuvo también la suya y en 1966 firmó La muerte y el leñador para Las cuatro verdades, que adaptaba –a la manera de cada uno– otras tantas fábulas de Jean de La Fontaine. En esta coproducción entre Francia, Italia y España aparecen también los cineastas René Clair, Hervé Bromberger y Alessandro Blasetti e intérpretes como Anna Karina, Monica Vitti –ganó el David di Donatello por su trabajo–, Sylvia Koscina, Charles Aznavour, Hardy Krüger, Agustín González, Lola Gaos o Manuel Alexandre.
La muerte y el leñador nos cuenta la historia de ‘El Rubio’, un organillero que recorre desesperado las calles de Madrid en busca de un nuevo manubrio que le permita trabajar de nuevo. Las desgracias van sucediéndose para desesperación del protagonista. El propio Berlanga la definió como «la más esperpéntica» de todas sus películas.
5. La boutique (1967)

Coproducción con Argentina, rodada en Buenos Aires, lo que eliminó del reparto a los secundarios habituales de Berlanga y quizás influyó en que no haya rastro alguno del típico acento coral berlanguiano. Esta es otra película a recuperar, considerada durante mucho tiempo una obra menor o de transición en su filmografía –las comparaciones con sus predecesoras Plácido y El verdugo seguramente tuvieron mucho que ver–. Aquí seguimos encontrando los ingredientes de su cine, especialmente su visión ácida y rebelde de su época y de las relaciones sentimentales, aunque con una mayor contención y minimalismo. El argentino Rodolfo Ganán y la española Sonia Bruno encabezan el reparto. Se llegó a distribuir también con el título –más gráfico pese a su carácter metafórico– de Las pirañas.
6. Moros y cristianos (1987)

Después del éxito de La vaquilla, Berlanga apostó por esta disparatada comedia mediterránea que, pese a conseguir un Goya –Verónica Forqué como actriz de reparto–y optar a otros tres –guion y los actores de reparto Agustín González y ¡Pedro Ruiz!–, pasa por ser una de las peor valoradas de su autor. Hoy se ve con ojos más condescendientes, analizándola como una obra perfectamente reconocible en su trayectoria, con las constantes de su cine plenamente presentes, como su última colaboración con Rafael Azcona, y, de nuevo, contando con un impresionante reparto de cómicos españoles –Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, Rosa María Sardá, Amparo Moreno, Andrés Pajares– capaz de mantener el ritmo cómico en medio de esos planos secuencia imposibles, que son marca de la casa.
7. Villarriba y Villabajo (1994)

En 1994, Luis García Berlanga creó su primer trabajo para televisión: Villarriba y Villabajo, una serie de 26 capítulos emitida por La 1 de Televisión Española. Inspirada en el famoso anuncio publicitario de Fairy en el que se enfrentaban dos localidades vecinas ficticias, Berlanga llevó su universo, aunque dulcificado, a la pequeña pantalla con desigual resultado. La serie comenzó emitiéndose en prime time, pero acabó en la franja horaria tardía.
El reparto sí que fue dignamente Berlanguiano. A la pareja protagonista formada por Juanjo Puigcorbé –ganó el Fotogramas de Plata y el Premio Unión de Actores al mejor actor de televisión– y una joven Ana Duato, le daban la réplica un nutrido grupo de secundarios de lujo: Ángel de Andrés, Alfonso Lussón, Kiti Manver, Fedra Lorente o Álex Angulo.
8. Blasco Ibáñez, la novela de su vida (1997)

Reparto inolvidable el de la miniserie con la que Berlanga adaptó para TVE la biografía de Vicente Blasco Ibáñez. Ramón Langa da vida al escritor y político valenciano, acompañado de la polifacética Ana García Obregón. Berlanga lleva al personaje a su terreno subrayando ‘lo berlanguiano’ de sus andanzas, sin hacerle ascos a las iniciativas que nunca llegaron a buen puerto y que lo emparenta con los típicos perdedores protagonistas de su cine. La serie se emitió en la autonómica valenciana Canal 9 en 1997 y, un año más tarde, en TVE.
9. El sueño de la maestra (2002)

La última película del cineasta valenciano fue este cortometraje que recuperaba el guion escrito para la famosa escena de ¡Bienvenido, Mr Marshall!, un salvaje libreto cinematográfico, negrísimo, que no superó la censura. Aquí se muestra con toda su crudeza, sin censuras y con el protagonismo absoluto de Luisa Martín, que brinda un estupendo homenaje con su interpretación a la actriz que interpretó el papel original: Elvira Quintillá.
10. Otras huellas



Pero además, el rastro más desconocido del trabajo de Luis García Berlanga se puede seguir también en sus trabajos de guion –a veces solo argumentos– para películas ajenas como la española Familia provisional (Francisco Rovira Beleta, 1958), la italiana Alla mia cara mamma nel giorno del suo compleanno (Luciano Salce, 1974) o la mexicana Una noche embarazosa (René Cardona Jr., 1977), o hasta en la idea del cortometraje El aprovechamiento industrial de los cadáveres (Antonio Gómez Rufo, 2012).
Además fue productor de Tenemos 18 años (1958) el debut en el largo de Jesús Franco y como actor apareció en algunos pequeños papeles y cameos en películas como Tuset Street (Jorge Grau y Luis Marquina, 1968), Sharon vestida de rojo (Germán Lorente, 1969 o en la fundacional Tigres de papel (Fernando Colomo, 1977).
